Los arroceros enfrentan una zafra llena de adversidades

Agro – INFORME
Los arroceros enfrentan una zafra llena de adversidades
Menor superficie, rendimientos comprometidos por atrasos en la siembra y una creciente competencia de Estados Unidos son algunos de los problemas que enfrenta la producción del cereal en Uruguay
+ Por Blasina y Asociados – 28.11.2014, 05:00 hs

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Para los arroceros, desde 2009 hasta ahora nada ha sido fácil. No participaron del auge de precios del resto de los granos y son los primeros a la hora de padecer el alto costo que significa producir en Uruguay.

Por eso, podría pensarse que se han acostumbrado a los desafíos y que la producción seguirá su curso, toneladas más, toneladas menos. Pero esta siembra 2014 trajo algunos problemas adicionales y es casi vista como un examen para la competitividad del sector.

En primer lugar, la propia instalación del cultivo fue difícil. Las frecuentes lluvias retrasaron las tareas y buena parte recién se sembró este mes, cuando lo ideal es hacerlo en octubre.

El área que se esperaba sembrar no se completará. De 172 mil hectáreas sembradas el año pasado se esperaba bajar a 165 mil, pero finalmente no se superarán las 160 mil.

Para completar un escenario con nubarrones, la soja, que era un complemento de creciente importancia para el cultivo, ya no lo es tanto dada la baja de su precio. La lejanía de puertos hace inciertos los márgenes  y hay estimaciones de 15% de descenso en el área de la oleaginosa en el este.

“Es la peor siembra que recuerde”, dijo Hernán Zorrilla, vicepresidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) y asesor.

“Hay una gran incertidumbre por los rendimientos que puedan obtenerse, más en un año Niño en el que pueden tenerse pocas horas de luz. A mediados de noviembre, con aproximadamente 30% del arroz por ser implantado, realmente es una preocupación bien grande. Además, hay casos, como zonas aledañas a la laguna Merín en las que se calcula que quedaron entre 2.000 y 3.000 hectáreas bajo el agua y muchas de ellas no pudieron ser recuperadas”, dijo Zorrilla.

Solo 30% o 40% fue sembrado a fines de setiembre y durante octubre, el período óptimo para el cultivo. Por lo tanto, la fecha de siembra también preocupa, dado que la demora compromete directamente el potencial de rendimiento.

“El año pasado tuvimos prácticamente 90% sembrado en octubre y ahora estamos bastante por debajo. Eso tendrá su influencia. En los últimos cuatro o cinco años, los rendimientos promedios, que rondaron los 8.000 kilos por hectárea, se lograron con siembras de mayor porcentaje en octubre”, agregó Zorrilla.

A los problemas productivos se suman los comerciales. En efecto, los precios de las últimas cosechas  han sido altos en la comparación histórica, al ubicarse por encima de los US$ 13 por bolsa de 50 kilos. Pero han estado muy justos para enfrentar un costo de producción que supera US$ 2.000 por hectárea.

Son importantes las dudas sobre el precio que alcanzará el grano de la próxima cosecha. Varios mercados, a los que Uruguay ingresaba con comodidad, se complicaron. Desde Irak a América Central, pasando por Perú, vender arroz es más difícil y muy posiblemente las colocaciones se concreten en los próximos meses a precios más bajos que en años anteriores. Mientras los costos –un ejemplo es el combustible– demoran en bajar, los márgenes se reducen y la incertidumbre aumenta.

Stocks, precios y comercio

A nivel mundial hay un dato positivo: a diferencia de la soja, el maíz y el trigo, los stocks mundiales de arroz van en caída, de 110 a 98 millones de toneladas –11% inferiores a los de 2013/14–, con una producción estable y un consumo que crece entre 5 y 6 millones de toneladas por año, y superará en esta zafra lo que se produce.

El problema es que el stock en países competidores de Uruguay, como EEUU y Tailandia, se ha incrementado.

Por ahora, el precio de exportación que obtiene Uruguay no se mueve de una estabilidad interesante. Entre enero y octubre, el precio de la tonelada uruguaya exportada promedió US$ 554 y se mantuvo en el centro del rango de US$ 500 y US$ 600, en el que fluctúa desde 2012.

Se ubicó en octubre US$ 131 por encima de la tonelada de arroz de Tailandia (US$ 423), el principal exportador mundial, y US$ 14 por debajo de la estadounidense (US$ 568, el quinto mayor exportador, pero que ingresa a mercados similares a los de Uruguay.

Sin embargo, esa brecha de precios indica una situación de riesgo. Y los precios internacionales van a la baja. En octubre la mayoría de los precios internacionales cayeron. Lo hicieron por sexto mes consecutivo para el arroz de grano largo de EEUU y por tercer mes consecutivo para el de Tailandia, hasta US$ 529 y US$ 440, respectivamente, lo que indica que la competencia en base a precio se intensificará.

En volumen exportado, Uruguay no logra crecer. Entre enero y octubre fueron colocadas 780.415 toneladas –1,2% más que en 2013– por US$ 432 millones –2% superior–, según Aduanas.

El principal mercado de destino de la producción fue Irak, que concentró 36,8% de los envíos totales y se ubicó primero en volumen, al comprar 287.040 toneladas –85,9% más que en igual período del año pasado–.
Pero Irak enfrenta enormes problemas ante la persistente ofensiva del Estado Islámico y la fuerte dependencia de su gobierno de la ayuda de EEUU. La presión estadounidense para lograr mejores resultados en las licitaciones ha sido explícita.

Cuando en octubre pasado, tras una licitación, el gobierno iraquí decidió comprarle 60.000 toneladas a Uruguay y descartó las ofertas estadounidenses, autoridades de la Federación del Arroz de EEUU y del Departamento de Agricultura (USDA, por su sigla en inglés) se reunieron para analizar la “situación alarmante con las ofertas de arroz iraquíes”.

Bob Cummings, director de la Federación, dijo que la industria de arroz estadounidense espera que el USDA apoye para “llegar al fondo de la cuestión antes de la próxima licitación”.

El segundo destino en importancia es Perú, que adquirió 121.433 toneladas, 15,6% del total exportado por Uruguay. Paga un muy buen precio, que promedia en lo que va de este año US$ 615 la tonelada, por la específica composición varietal de lo que se envía.

Pero los peruanos tienen un tratado de libre comercio con EEUU, mientras que Uruguay debe pagar aranceles para ingresar al país incaico.

Si el precio de EEUU sigue bajando, la competencia se volverá complicada. En este año el tercer destino es Brasil, con 96.798 toneladas a US$ 556 la tonelada. En este caso existe el temor que una moneda más débil en 2015 pueda dificultar las colocaciones.

Competencias desiguales

EEUU y Tailandia tienen stocks de arroz al alza. Además, la aprobación de la nueva ley agrícola (Farm Bill) estadounidense abre la posibilidad de un seguro de precios o márgenes –a elección del productor– que permite una reducción en sus precios de exportación sin que baje la producción. Para volver el panorama más desafiante, Tailandia –habitualmente el principal exportador del mundo– liberalizó su política arrocera y está ante una reactivación de sus ventas, que alcanzarán 10,8 millones de toneladas en 2014/15, 61% y 4,9% mayor a la de los últimos dos años, respectivamente, según el USDA. El gobierno militar tailandés está habilitando mayores volúmenes para la exportación, frente a stocks que se encuentran en niveles récord por encima de las 11 millones de toneladas después que comenzó a escalar en forma exponencial a partir de los 4,8 millones de 2008/09. Solo queda como factor estabilizador la escasa oferta regional. El atraso en la siembra brasileña por lluvias podrá dar algún sostén a los precios. En Río Grande del Sur, el avance era de 55% al final de la primera quincena de noviembre, 10% por debajo en relación a 2013. Un rubro que tiene un nivel de diferenciación y prestigio similares a la carne y los lácteos empieza a transitar una zafra que parece un examen y una señal. Si el arroz uruguayo deja de ser competitivo será un alerta que con ser eficientes en productividad y comercialización no basta.